El Día Internacional del Champagne, es una celebración que anualmente tiene lugar cada viernes de la tercera semana del mes de octubre. Por lo tanto, en este 2021, el próximo viernes 22 será la ocasión perfecta para brindar con él como protagonista. Y como su nombre es una denominación de origen que pertenece exclusivamente a la región francesa de Champagne, para poder adherir a este festejo y evocación en el terreno vernáculo, podemos perfectamente adoptar la sinonimia de “vino espumoso” que en nuestras tierras se produce en cantidades y calidades envidiables. Los vinos espumantes, son una de las bebidas más famosas y democratizadas del mundo, y un producto asociado a todo tipo de festejo y celebración.
Un poco de historia
Desde fines del siglo XVIII, los productores de Champagne comenzaron a controlar el fenómeno de la efervescencia. Y Dom Pierre Pérignon, monje benedictino de Hautvillers (región de Champagne), que estaba a cargo de la producción de vino en esa abadía, el señalado como descubridor del tradicional método champenoise con el que comenzó a elaborarse. A partir de entonces, el vino deja de ser atributo de los religiosos y pasa a ocupar un lugar preponderante en ocasiones festivas. Sus seductoras burbujas conquistan el paladar de los libertinos del siglo XVIII y su fama comienza a crecer como una bola de nieve. El vino del corcho que salta o de la corona de latón, comenzó así a consumirse en las cenas del Palacio Real. La pista de los significativos encargos de Jeanne Antoinette Poisson, duquesa y marquesa de Pompadour (la mujer más influyente de Francia durante el reinado de Luis XV en el siglo dieciocho) para sus fiestas campestres es tan abrumador como sorprendente: en un baile de máscaras celebrado en el Hôtel de Ville en 1739, se bebieron al menos 1800 botellas de champagne!!! Impresionante.
A finales del siglo XIX, la evolución de la logística y la diversificación de los medios de transporte, aceleraron la velocidad de distribución de los vinos de Champagne y posibilitaron su comercialización a gran escala con la consecuente penetración en los principales mercados de consumo internacional. Sin embargo, la reputación del vino espumante no es privativa de la región de Champagne (aunque sí su D.O.). También recibe consagradas denominaciones según su origen y procedencia como, por ejemplo: Asti, en Italia; Cava, en España; o Sekt, en Alemania, entre otras.
El vino festivo
Sinónimo de júbilo, festejo o celebración, el vino espumoso es un ingrediente infaltable en cumpleaños, bautismos, casamientos, divorcios, momentos íntimos, brindis de fin de año, cócteles sociales de todo tipo, y reuniones artísticas o deportivas. Es más, hasta está presente en la náutica. El bautismo de un buque en su primer contacto con el agua está asociado a una botella que se arroja en dirección del casco, choca con éste y estalla en un burbujeante brote de espuma, en un ritual que es tomado como señal de buenos augurios para la embarcación y de conmemoración del acontecimiento.
Maridaje
Versátil y polivalente, el vino espumoso es un auténtico jocker gastronómico, pues es capaz de construir una buena comunión con todo, o casi. En la regulación de la Argentina, existen 6 categorías diferentes de espumosos. Se los clasifica en cuanto a su riqueza en azúcar, según los gramos de azúcar residual por litro: Nature (menos de 3 gramos), Brut Nature (menos de 7 gramos), Extra Brut (menos de 11 gramos), Brut (menos de 15 gramos), Demi Sec (entre 15 a 40 gramos), y Dulce (más de 40 gramos)
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